Nuestras escuelas están abiertas a todos, sean cuales sean sus creencias. Los valores que se promueven (como el trabajo bien hecho, la honradez, el sentido de la justicia y la igualdad, la preocupación sincera por los demás, la búsqueda de la verdad, la gratitud, el cuidado de la naturaleza) son compartidos y valorados por personas de diversas culturas, religiones y procedencias. Por eso hay muchos padres que, no siendo cristianos, o no siendo muy creyentes, eligen Arenales para sus hijos porque encuentran en esos colegios los valores que ellos enseñan en su casa.
Eso es compatible con el hecho bien conocido de que en Arenales consideramos esencial la identidad cristiana de nuestras escuelas, pues valoramos mucho su potencial desarrollador de la dignidad del ser humano, de cada mujer y de cada hombre, de toda la humanidad.
Nuestra inspiración cristiana refuerza el deseo de buscar la verdad y servir a la persona. A su vez, buscar la verdad incluye la reflexión acerca de los últimos porqués de la persona y el mundo, entre los que se encuentra Dios, y eso debe ser un impulso para dialogar y trabajar con todos. En nuestras escuelas, lo académico y lo cristiano se refuerzan y se integran mutuamente, porque nacen de la misma pregunta por la verdad, y por eso los no creyentes pueden hacer suyos muchos de los valores cristianos y participar muy intensamente de la misión propia de Arenales.