EDUCACIÓN
EDUCACIÓN
Colegios de la Red Arenales participan en el Congreso CECE, centrado en los nuevos retos y fundamentos de la educación
¿Qué ocurre cuando los resultados ya no bastan? Cuando los métodos, aunque innovadores, no logran responder al sentido más profundo de educar. Bajo esa inquietud se desarrolló el Congreso CECE 2025, en el que participaron varios colegios de la Red Arenales, junto a educadores, pensadores y expertos en cultura y pedagogía.
Autoría: Arenales Red Educativa
30 de Octubre del 2025
4 min de lectura
El encuentro giró en torno a una idea provocadora: si no nos gustan los resultados, tenemos que rediseñar los colegios. No basta con hacer más cosas, invertir en nuevas metodologías o incorporar más recursos. La verdadera transformación educativa exige revisar el marco cultural y antropológico desde el que educamos.
Durante las sesiones se subrayó que los colegios han estado tradicionalmente orientados a “saber cosas” y “hacer cosas”. Pero la educación, en su raíz, debería responder a una pregunta más esencial: qué tipo de personas queremos formar y qué cultura queremos construir.
Se habló de un nuevo marco que no se limite a reproducir lo heredado, sino que lo amplíe o incluso lo rompa cuando ya no sirve. Porque no todo lo que hacemos hoy es necesario ni suficiente. Los valores, las relaciones, la identidad, la integridad, la confianza o la paz son —más que metodologías— los pilares de una cultura que configura tanto a las personas como a las comunidades.
“El carácter es a la persona lo que la cultura es a la comunidad”, afirmó Juan Pablo Dabdoub en una de las ponencias.
La misión educativa no se juega solo en los proyectos extraordinarios, sino en aprovechar lo ordinario para alinear cada gesto, cada decisión y cada relación con la identidad y la misión del colegio.

La mesa redonda, con la periodista y escritora Ana Iris Simón y el analista Pedro Herrero, introdujo una reflexión de fondo: ¿se puede educar para lo que permanece en un tiempo dominado por la moda y lo efímero?
Ambos coincidieron en denunciar la paradoja del progreso: vivimos fascinados por la novedad, pero olvidamos preguntarnos qué significa realmente vivir bien.
Mientras Herrero recordaba que “la moda es lo que pasa y la educación es lo que permanece”, Simón subrayaba que “no puede haber libertad sin raíces” y advertía: “hemos confundido las opciones del mercado con la libertad, y eso nos hace menos libres.”
La conversación derivó hacia la crisis de transmisión cultural y la pérdida de raíces: los niños no pueden crecer sin una herencia moral y simbólica que les dé estabilidad. Educar, concluyeron, no es solo preparar para el futuro, sino ayudar a reconocer y conservar lo valioso del pasado. En ese contexto, se reivindicó el papel del profesor como referente: no un proveedor de servicios, sino alguien que acompaña a descubrir lo que realmente importa, lo que merece ser conservado.

Otro de los debates más vivos giró en torno al papel de los padres, los profesores y las instituciones en el nuevo ecosistema educativo.
Se alertó sobre una tendencia creciente: la de tratar la escuela como un servicio y al profesor como un proveedor.
Frente a ello, se defendió una visión más humanista: el docente no vende conocimiento, lo encarna.
Educar —afirmaron— no es complacer, sino acompañar. No es satisfacer demandas, sino despertar el deseo de aprender y servir.
Y esa tarea requiere orden, autoridad moral y un horizonte compartido.
En palabras de uno de los ponentes: “Los colegios no son negocios de expectativas, sino comunidades de sentido”.

Los colegios de la Red Arenales presentes en el congreso y asociados a CECE compartieron experiencias y visiones sobre cómo integrar estos desafíos en su día a día: fortalecer la identidad institucional, educar desde la confianza, y formar alumnos con criterio, raíces y espíritu de servicio.
El desafío, resumieron, no es tanto hacer más cosas, sino ser más auténticos: recuperar el sentido de la educación como acto de esperanza.
Porque la verdadera innovación no está en las modas, sino en volver al origen: formar personas capaces de iluminar el mundo con su vida.
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