
La red integra más de 25 centros educativos: grandes y pequeños, antiguos y nuevos, en grandes ciudades o pequeñas poblaciones.
Formar parte de una red permite a los centros mantener su identidad propia y al mismo tiempo enriquecerse con las aportaciones de los demás.
Todos aprenden de todos y dedican tiempo a ayudar, buscando una inteligencia compartida que permite colaborar eficazmente. La experiencia y las ideas fluyen de uno a otro centro.

Hay pluralidad en las formas de pertenecer a la red. Hay colegios que acaban de comenzar; otros fueron fundados hace tiempo por congregaciones religiosas u otras instituciones, y más adelante se han sumado a la red.
La identidad cristiana de las escuelas se concreta de muchas formas, y eso aporta riqueza y carácter a nuestra organización. Los colegios están abiertos a todos, sean cuales sean sus creencias. Los valores que se promueven son compartidos y valorados por personas de muy diversas culturas, religiones y procedencias.

El primer colegio de la red comenzó en 2009, en Alcalá de Henares.
El más antiguo fue fundado en 1898, está en Teruel y se incorporó en 2018.
En estos años se han sumado colegios muy diversos, en grandes ciudades o pequeñas poblaciones, en España o en otros países, con pocos años o con más de un siglo de recorrido.